La deforestación y las actividades extractivas suponen desastrosas consecuencias ambientales. Los aspectos más graves de la degradación ambiental debida a la minería son: los daños a la calidad y disponibilidad del agua; la pérdida de biodiversidad y de cubierta vegetal, las consecuencias que la contaminación produce en la atmósfera, así como el calentamiento del planeta.
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